domingo, diciembre 03, 2006

Vaya por dios, cuando la tontuna llama a tu puerta no puedes hacer otra cosa que no sea volverte tonto. Y es que es muy duro descubrir que uno no ha cambiado nada en determinadas lindes después de haber superado la edad del pavo (aunque ahora mismo como más pavo que nunca).

El amor. Ese invento de las peliculas de ciencia ficción americanas (no estoy confundiendome, digo ciencia ficción porque me parece de una increible fantasía el hecho de que dos personas puedan enamorarse y ser felices como tan fortuitmente; creo que algún tipo de artefacto tecnológicamente superior ha de estar detrás de todo). Y es que no todo es como lo pintan en el cine. ¡No! Uno no se conecta al Outlook y recibe emails de la persona que te esta haciendo la competencia en la tienda de en frente que casualmente es bastante guapa y además se enamorará de ti y te hará feliz (hay guiones de todos los tipos en esta nuestra cultura de masas). No, uno como mucho se conecta al IRC esperando encontrar algo potable entre una marabunta de degenerados mentales que es incapaz de cruzar mas de tres frases si en ninguna de ellas se referencia algo sexual, y no es que tenga ningún problema con el sexo, pero un poco de intelectualidad no hace daño a nadie (inciso, por fortuna de vez en cuando ocurre el milagro y descubres a alguien con aspiraciones y todo).

Pero bueno, luego está el sentir como babeas a mares por una persona de tu entorno. Y es cuando descubres que el universo está en tu contra y no puedes resultar más patético a ti mismo. Es una situación sin parangón, un día te levantas y descubres que por algún extraño motivo, alguien con el que confraternizas practicamente a diario yo no es simplemente un monigote más en tu cotidianeidad; de pronto es como la pieza angular, como aquello que te hacía falta para encontrar el motivo que te hiciera salir de la cama por las mañanas y enfrentarte a ese momento de dolor infinito que uno tiene cuando se atreve a despojarse de las mantas y resto de cachivaches que te han arropado toda la noche. Y es que el amor y sus sucedaneos realmente no pueden traer nada bueno.

Uno pierde completamente sus deseos de individualidad y libertad. Realmente asusta la facilidad con que accedemos a desprendernos de todo aquello por lo que nuestros antepasados lucharon tan vivamente (quizás la gracia de todo ello radica en que eres tú el que decide cuándo, cómo y dónde sacrificarlo). Pero el caso es que lo hacemos, y además la gran parte de las veces es un acto reflejo. No podemos ver como esa persona no cuenta con nosotros, pero obviamente no podemos insinuarnos tanto que la situación y nuestros deseos sean excesivamente evidentes.

Porque sin duda alguna, lo peor de estos inventos del sentimentalismo es el juego de estrategias en el que uno entra casi sin darse cuenta. Es peor que un "Simcity": hay que controlar absolutamente todas las variables sin que parezcan manipuladas,predecir todo unicamente con la intuición (los hay que recurren al espiritismo pero yo ciertamente no le veo futuro a esas prácticas), convencer sutilmente a nuestro objetivo de que somos lo que necesita y todo ello ha de compaginarse con todo lo que nos ocupe normalmente las horas del día. MUY JODIDO!!!

Total, que ahora mismo me siento sometido por estas macronormas de comportamiento en sociedad que nos destrozan la salud mental al convertirse en centro de todas nuestras decisiones. Hay que luchar contra esta clase de emociones dominadoras, ESTOY HARTO DE SENTIR, viva la insensibilización!!!.

Ojalá fuera tan sencillo hacerlo como decirlo...

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